jueves, 19 de febrero de 2009

NIVELES DE LA INNOVACIÓN


Graciela Aldana de Conde[1]

“Tenga la determinación de que el asunto puede y debe hacerse,
y luego encontraremos la manera”.
Abraham Lincoln

Creatividad e innovación: las dos caras de la misma moneda.

Muchas de las dificultades prácticas relacionadas con la promoción de la innovación se originan en la confusión de conceptos relacionados con la creatividad y cómo promoverla en el contexto organizacional, así como con el concepto de innovación, que es la creatividad aplicada.

La creatividad es un potencial con el que nacemos todos. Es un potencial, que en la medida en que crecemos, se convierte en una manera especial de percibir, de pensar y sentir y sobretodo, de comportarse, dando lugar a logros y perspectivas nuevas para sí mismo o para el entorno.

La creatividad como capacidad de expresar la singularidad de las personas para generar resultados originales, es la fuente que hay que cultivar en personas y equipos para desarrollar innovación. Para ello es importante consolidar climas creativos con disponibilidad de tiempo, en los cuales las personas se sientan con la confianza para explorar, compartir, atreverse, proponer y realizar. Especialmente ésta última tarea –realización- requiere importantes dosis de tiempo y esfuerzo concentrado, por lo cual se hace necesario alejarse de las rutinas diarias y planificar espacios de crisálida, como la mariposa que en su proceso de metamorfosis, después de la fase larva, dedicada a la nutrición, se aleja, se encierra en el imago hasta convertirse en mariposa y cuando está lista, alza el vuelo.

La innovación es el proceso sistemático que retoma las ideas y propuestas generadas por las personas, suministra el soporte y los recursos que las hacen viables y administra el proceso a través del cual las ideas se convierten en productos, servicios, soluciones, conceptos, etc. que se implementan, se comercializan y generan los resultados previstos.

La innovación al convertirse en hábito, genera una capacidad sostenible de ofrecer resultados novedosos y en la medida en que es percibida como valiosa por el cliente y por el mercado, incrementa el valor de marca de la organización y se convierte en un diferenciador altamente apreciado en el mundo de los negocios.

La innovación no se inicia por decreto ni se sostiene por sí sola. Son la creatividad, la imaginación, la voluntad y la persistencia de los trabajadores de una organización las que la hacen posible y el esfuerzo y la capacidad de gestión de los líderes los que la hacen realidad.

Los niveles de la innovación

Es importante plantearse dos preguntas claves para liderar eficazmente la innovación. ¿En qué innovar? y… ¿Cómo hacerlo?. La primera pregunta tiene que ver con los focos de la innovación, el cual fue el tema central de la carta anterior y la segunda se refiere a los niveles de la innovación, tema que abordaremos a continuación.

La innovación como proceso sistemático abarca un continuo que va desde la reafirmación de nuestras fortalezas, competencias diferenciadoras, productos y servicios estrella, valores distintivos, etc., hasta la generación de nuevos conceptos, productos, servicios, procesos, manera de hacer negocios, etc.

Puesto que no se trata de empezar de cero, sino más bien de continuar reforzando y revitalizando aquello que ya hacemos bien y descubrir cómo lo hemos logrado, es importante generar conversaciones que nos ayuden a identificar y cuidar los factores de logro.


REAFIRMAR: este es el primer nivel de la innovación y administrarlo requiere “hacer extraño lo conocido”, esto es observar nuestra cotidianidad con la mirada del viajero que llega a un nuevo sitio a explorar, descubrir, apreciar y aprender. A veces damos por sentados grandes logros y perdemos la capacidad de indagar cómo los hemos obtenido, con el fin de reafirmar nuestro liderazgo. Escuchar a nuestra gente y a los clientes para descubrir qué es lo que ellos valoran, nos ayuda a hacer conscientes nuestras fortalezas y a cultivarlas como el verdadero tesoro que representan. El talante amigable e innovador es algo muy apreciado por los clientes de Google y algo que todos esperamos sepan conservar.

Asegúrese de incorporar este interrogante en sus conversaciones diarias: ¿Qué es lo que constituye la fuente de valor en nuestra organización? y ¿Cómo cultivarla?
¿Cuáles son los pilares de nuestra estrategia de negocios?

RETAR: Tan importante como la capacidad de apreciar nuestra realidad, lo es la de retar las creencias, los supuestos, la manera de operar, la forma como estamos manejando nuestras relaciones más importantes, etc., etc. No dar por sentado que estamos en lo correcto. Lo correcto de ayer no necesariamente lo es para el hoy y para el mañana, puesto que estamos en un mundo altamente cambiante. Se trata de ampliar la ventana para ver el negocio más allá de los límites auto-impuestos; identificar nuevos mercados
[2], detectar las tendencias sociales emergentes y preguntarnos de qué forma retan nuestro trabajo y nuestro aporte. Preguntarnos frecuentemente: Si siempre así… ¿por qué no de otra manera?

Una estrategia útil es la de abandonar la tendencia a ser auto-referenciales en la planeación y diseño de los productos y servicios que ofrecemos a nuestros clientes, a partir de nuestros supuestos, fortalezas y recursos, y más bien asumir de manera sistemática su punto de vista, esto es sus necesidades e ilusiones, para sorprenderlo, emocionarlo y conquistar así su lealtad. El cliente valora y agradece mucho más de lo que creemos nuestro compromiso y entrega en pos de ofrecerle lo mejor.


Muchas veces limitamos nuestra capacidad de explorar y proponer y no vemos posibilidades en lo que nos rodea. Con relación al uso de la calle y el espacio público, en Bogotá, la capita de Colombia hay varios ejemplos interesantes: un alcalde ante la falta de programas recreativos los fines de semana y al constatar la baja cantidad de tráfico en la ciudad, concibió la ciclo-ruta dominical que está considerada el mayor espectáculo deportivo masivo y ha sido imitada en muchas ciudades del mundo. Fanny Mickey, una veterana actriz colombo-argentina se planteó la posibilidad de convertir a Bogotá, en una ciudad-teatro durante una semana y sin grandes infraestructuras burocráticas, ni grandes inversiones, básicamente con un grupo de aliados que comparte con ella la pasión del teatro, logró realizar el espectáculo teatral masivo más importante del mundo. Otro ejemplo es el Festival Rock al Parque, que convoca los mejores grupos de rock de Latinoamérica, se realiza en los parques de Bogotá y cuenta con la asistencia leal y pacífica de jóvenes de distintas ciudades y países a esta cita con sus ídolos.

Un cambio importante es la manera de concebir a los competidores, los cuales han pasado de ser los enemigos a ser potenciales aliados en relaciones gano-ganas cada vez más osadas e inesperadas.

Revisar los supuestos estratégicos, esto es la creencia que la empresa tiene de si misma, es clave en la tarea de reinventar nuestros negocios. “Los supuestos son valiosos cuando fomentan la innovación, permiten la creación de negocios o mejoran los procesos. O negativos si limitan la creatividad, impiden ver oportunidades o inhiben el crecimiento de la empresa”.
[3]

Pregúntese:

¿Qué creencias auto-limitantes le impiden generar algo realmente nuevo?
¿Cómo podríamos expandir los límites en la definición de nuestro negocio?
¿Qué tendencias del entorno actual estamos viendo de manera defensiva?
¿Qué oportunidad podrían generar para nuestro negocio?


TRANSFORMAR: Uno de los procesos claves en la época contemporánea es la capacidad de renovación permanente, si queremos mantenernos vigentes nosotros mismos y a nuestras organizaciones. Hoy más que nunca se hace necesario hacer del conocimiento del cliente una obsesión y de la transformación una pasión. Para ello hay que estar dispuestos a desapegarnos de lo que nos ha funcionado bien, como plantea Ken Kelly[4] “hay que deshacer lo perfecto”; a practicar lo que los artistas llaman la deconstrucción creativa, esto es desbaratar, dividir, suprimir, combinar de nuevas formas, para revitalizar, transformar y adaptarnos a los gérmenes de novedad que emergen permanentemente en todos los ámbitos.

Igualmente hay que tener el coraje y la libertad para comprender cuándo un producto, un negocio o una relación ha cumplido con la ley del ciclo y debe darle paso a lo nuevo; estar dispuestos a “pasar la página” y empezar de nuevo con otra idea. En Sony mientras en una sala están lanzando un nuevo producto, en otra están planteándose cómo superarlo.

Pregúntese:

¿Cómo adaptar realmente nuestros productos y servicios a las necesidades de los clientes?
¿Qué producto deberíamos eliminar? ¿Cuál revitalizar?
¿Qué deberíamos desaprender y dejar atrás para establecer relaciones sinérgicas con nuestros aliados?


GENERAR: Con frecuencia, ante una idea nueva, nos encontramos pensando….Cómo no se nos había ocurrido antes? Este nivel de la innovación se denomina innovación emergente, porque supone el surgimiento de algo nuevo, diferente, que usualmente desplaza lo anterior. La novedad puede referirse a la generación de un nuevo concepto –como lo virtual-, o Starbucks, que creó en torno al café el concepto del tercer lugar: “la casa, el trabajo y Starbucks”, donde te puedes sentir tan a gusto como en casa, atender citas de negocio, disfrutar de un rato de ocio con una atención personalizada y sin el afán de tener que salir pronto del lugar; puede tratarse de un nuevo producto que resuelve las necesidades de una nueva manera como el fax o el teléfono celular; o una nueva relación, como los jóvenes diseñadores de moda en Bogotá/Colombia, que han creado una tendencia denominada los colectivos de moda, para competir con las grandes ligas a partir del precio y la personalización de sus diseños, formando una red empresarial que trabaja sobre la base del marketing de personalización de consumo, en el que el cliente define su propio estilo.

La innovación debe convertirse en un propósito, un proceso y una actitud que realmente inspire y agregue valor a todos nuestros comportamientos.


“La innovación no es un proyecto o un objetivo.
Es un flujo que recorre a toda la organización.
Es una forma de encarar todas y cada una de las actividades de la organización.
Sentarse a escribir, manejarse con grupos, dedicar tiempo a la reflexión, observar,
ensayar, comunicar, escuchar, vencer bloqueos propios y ajenos, etc.”

Eduardo Kastika.

Pregúntese:

¿De qué manera podría generar un ambiente propicio para la creatividad y la innovación?
¿Qué tan fácil es para la gente de su negocio proponer una idea nueva y que ésta sea escuchada y atendida?
¿Qué sistemas existen para convertir en realidad esas ideas?

[1]Directora Creatividad e innovación. Bogotá. graciela.aldana@gmail.com
gracielaaldana@creatividadeinnovacion.com

[2] Consultar W Chan Kim, Renée Mauborgne. “La estrategia del océano azul’”. Bogotá: Ed. Norma.

[3] Luigi Valdes. “Innovación: el arte de inventar el futuro”. Bogotá: Ed. Norma, 2.004.
[4] Ken Nelly. “Las nuevas leyes de la nueva economía”.

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