Claves secretas para ser un líder exitoso
Si sólo una persona es la única que puede realizar algo dentro de una organización, uno queda secuestrado, a merced de esa persona. Por esto yo solía tener dos o tres reemplazos para las personas claves. Uno siempre debe pensar en el próximo movimiento.
Por Jack Welch
No sé con exactitud qué es lo que se necesita para ser un CEO exitoso, pero de algo estoy seguro: se debe de requerir menos para ser un ejecutivo exitoso que lo que se necesita para ser un científico exitoso.
Los negocios son muy simples; las personas que intentan hacerlos complejos sólo consiguen salir heridas. La gente siempre sobrestima la complejidad de los negocios. No es una ciencia aeroespacial. Hemos elegido una de las profesiones más simples del mundo. La mayor parte de las empresas globales tienen tres o cuatro competidores críticos, y se sabe quiénes son y no hay muchas cosas que pueda hacer con un negocio. No es como si eligiera entre dos mil opciones.
Yo opero con una creencia muy simple: si hay seis de nosotros en un cuarto y todos contamos con idénticos hechos, en la mayor parte de los casos llegaremos a la misma conclusión. El problema es que no tenemos la misma información; cada uno consigue diferentes piezas. Los negocios no son enredados, las complicaciones surgen cuando la gente carece de la información que necesita.
La importancia de un buen equipo de trabajo
Ahora, dicho esto, es obvio que un buen líder se rodea de gente valiosa. Si hay una clave, es ésa: equipos grandiosos compuestos por gente grandiosa. Así no hay nadie que pueda frenarte. Una vez que está la gente, todo se puede. Aunque haya una buena idea, sin gente no sirve para nada.
Yo divido a las personas en una organización en tres grupos. El 20 por ciento superior, son las personas excelentes, a las cuales recompenso. El 70 por ciento, ubicado en el medio, son las personas a las que entusiasmo para que formen parte del 20 por ciento superior, porque creo que tienen el potencial. El 10 por ciento inferior, son las que no quiero que sigan estando en la organización y debo despedirlas.
Siempre hay que tener alguien para sustituirlo. Si sólo una persona es la única que puede realizar algo dentro de una organización, uno queda secuestrado, a merced de esa persona. Por esto yo solía tener dos o tres reemplazos para las personas claves. Uno siempre debe pensar en el próximo movimiento. Da lo mismo el tamaño de la empresa, nadie puede ser insustituible. Por eso muy importante recordarles a los empleados que son valiosos, felicitarlos cuando hacen las cosas bien. Ellos deben saberlo en el alma y en el bolsillo.
La motivación
Los líderes, los altos ejecutivos, los CEOs deben motivar continuamente a su equipo de trabajo. Existen numerosas maneras de hacerlo, pero fundamentalmente emocionando a los demás con sus ideas y creando un espíritu de éxito. Es muy importante celebrar continuamente, incluso convertir las pequeñas victorias en grandes y dar recompensas.
Un buen director, también debe impregnar de realidad a sus subordinados. Realidad quiere decir que todos los miembros de la empresa vean el mundo como es y no como lo desean. Una afirmación tan simple pero no tan fácil de llevar a la práctica.
El líder debe transmitir actitud, con una atmósfera que les permita ver las cosas como son, enfrentar las situaciones reales y no como desearían que fueran. El arte de dirigir se reduce a algo simple: determinar y enfrentar la realidad acerca de la gente, situaciones, productos; y luego actuar con decisión y rapidez en esa realidad.
La mayor parte de los errores que hemos cometido han ocurrido por no estar dispuestos a enfrentarlos, viéndolos directamente en el espejo de la realidad, y luego tomando la acción correcta. De eso se trata la administración: definir y actuar. No confiar, no esperar el siguiente plan. No pensarlo dos veces, Ponerse a hacerlo. Hacerlo. Definirlo y hacerlo.
El nuevo perfil de líder que se busca hoy Volver al listado
El líder debe ser capaz de alinear los objetivos de la organización con los de la gente que tiene a cargo.
Cuando les pido a los participantes de un curso que nombren a los que consideran grandes líderes de la humanidad surgen los siguientes nombres: Mahatma Gandhi, el “Che” Guevara, Jesús, la Madre Teresa de Calcuta, Einstein, Bill Gates y otros más polémicos, como Bush, Bin Laden y hasta Hitler. Surge entonces la pregunta de qué es un líder y si cabe agrupar a todos estos bajo la misma nomenclatura.
Por Néstor Gutman
Una de las definiciones más utilizadas de Liderazgo es la “capacidad de movilizar personas en pos de un objetivo o causa”. Hasta aquí, todos los mencionados son líderes. Pero para identificar a un verdadero líder hay que agregar a la definición un elemento importante: el que las personas se movilicen “por propia voluntad o convicción”.
Entonces comenzamos a hilar más fino analizando el porcentaje de personas que siguen a estos líderes por convicción y los que lo hacen por miedo, obligación o necesidad. El modelo que nos interesa fomentar es obviamente el primero, ya que al movilizarse convencida, la gente trabaja con ganas y da más de lo que se le pide.
Otra aspecto importante a considerar es de orden ético: la validez de la causa u objetivo que propone el líder: La de Gandhi es prácticamente incuestionable, la de Hitler absolutamente condenable. Y aunque algunos de sus compatriotas siguieron a este último convencidos de que eran la raza superior y de que su causa era justa, cabe preguntarse cuántos lo hicieron por miedo o sin querer tomar conciencia de la existencia de los campos de exterminio, por lo que siguen purgando hasta hoy su fatal error.
El líder en la empresa
En las empresas se dan situaciones menos drásticas para quienes conducen gente, aunque con muchos elementos en común. El líder es quien sabe captar lo que la gente quiere y plasmarlo en un objetivo o causa común. Cuando se trata de Mandos Medios, el líder debe ser capaz de alinear los objetivos de la organización con los de la gente que tiene a cargo. La sensación del Mando Medio es ser el “jamón del sándwich”, con las contradicciones propias que se dan frecuentemente entre las necesidades de la dirección, las de su equipo…y las suyas propias! Es una posición que requiere equilibrio e integridad, para poder direccionar las acciones hacia un esfuerzo conjunto.
Los ya clásicos Barry Posner y Jim Kouzes identificaron una serie de prácticas que, a diferencias de considerar que “líder se nace”, pueden ser aprendidas y aplicadas por todos, a fin de lograr un liderazgo eficaz en las organizaciones:
· Desafiar el proceso: estar dispuesto a cambiar, crecer, innovar y mejorar así como a experimentar, correr riesgos y aprender de los errores.
· Inspirar una visión compartida: ser capaz de imaginar un futuro deseado y compartirlo con nuestra gente.
· Habilitar a otros para actuar: generar confianza, ayudar a desarrollar competencias en nuestra gente, ceder el poder (delegar).
· Servir de modelo: dar el ejemplo y ser coherente entre el decir y el hacer.
· Brindar aliento: reconocer los aportes de cada uno, agradecer y celebrar los logros.
Migrar de “jefe tradicional” a “líder” puede llevar un tiempo, pero a la luz de los resultados que se pueden obtener, bien vale la pena el esfuerzo. La gente da lo mejor de sí cuando tiene objetivos claros que contemplen también sus necesidades; trabaja convencida y con ganas cuando hay quien la reconozca y le plantee desafíos de crecimiento.
Vivimos en un entorno empresarial crecientemente complejo y competitivo. Contar con una línea de productos de primer nivel, un equipo directivo y un cuerpo de ventas dotados de excepcionales conocimientos, disfrutar de una reputación envidiable y de encuestas que indican que los clientes tienen intenciones de continuar siéndolo, ya no alcanza para asegurar un éxito duradero o la saludable supervivencia de la organización. Ahora resulta indispensable asegurar una productividad comercial basada en la innovación permanente, la introducción de nuevas tecnologías, la adquisición renovada de conocimientos, el agregado de valor, una neta diferenciación con relación a la competencia y el incremento de la calidad institucional.
Secretos para mejorar las habilidades de liderazgo
Existe un espacio para los emprendedores en el mundo actual y dinámico. Cualquiera sea su rol, usted es responsable de algo. Y la forma de alcanzar ese objetivo es siendo un buen coach.
Por Daniela de León
Un manager puede decirle a su gente qué hacer, cuándo hacerlo y cómo hacerlo; pero sólo un buen coach puede motivarla para que le dé a su trabajo la atención que merece.
Mientras otros apuntan a los problemas, un coach está allí para ayudar a resolverlos.
Muchos, en posiciones de liderazgo, prefieren hacer ellos mismos las cosas antes que delegarlas. Pero un coach motivará a los individuos a querer alcanzar el mayor rendimiento posible.
A continuación, se brindan algunas orientaciones para ayudarlo a ser un mejor líder aplicando coaching a su equipo:
· Escuchar. Conduzca una “visión introspectiva”. Haga que las personas tengan un mejor conocimiento de sí mismos. Discuta la situación familiar, los puntos altos y bajos de sus vidas. Descubra cómo superan los puntos bajos
· Haga preguntas de sondeo. Siempre que sus empleados completen una actividad asignada, pregúnteles sobre tres cosas que ellos sintieron fueron realizadas efectivamente en el proyecto y en qué área necesitan mejorar. Si mejoran su rendimiento en aquellas áreas señaladas, prémielos por ello.
· No evite los comentarios negativos. Un equipo efectivo considera las ideas de todos sus miembros. Si bien es más fácil descartar comentarios o ideas negativas o contradictorias, tome en cuenta que los miembros del equipo que más en desacuerdo están, pueden también ser un fuerte apoyo para las soluciones y pueden proveer una valiosa visión desde otra perspectiva.
· No simule ser perfecto. Es importante darse cuenta que hay momentos en los que es necesario criticarse como líder. La crítica no siempre tiene una connotación negativa. Puede construir empatía. Intente comentando a sus empleados sobre situaciones similares que usted ha enfrentado y sobre cómo las resolvió. Reafirme que ellos no son malas personas.
· Desarrolle su auto confianza. Normalmente no se tiene en cuenta este aspecto vital para el auto desempeño. Reconozca los logros de sus empleados y anímelos mostrándoles cuán valioso es su trabajo.
· Crea en lo que hace. Entrenar es un trabajo duro y muchas veces no se le da la importancia que merece. Realizando un coaching efectivo, usted puede hacer que su equipo lo sorprenda mostrándole el sentido de logro que necesitan.
Consejos para el éxito:
Esta simple técnica lo sorprenderá: INTÉNTELO.
Método para la resolución de problemas: las cuatro preguntas de
¿Cuál es el problema?
¿Cuáles son las causas del problema?
¿Cuáles son las posibles soluciones?
¿Cuál es la mejor solución?
Una vez que descubra la mejor solución posible: póngala en práctica!
Cómo ser un buen líder
Existe una enorme diferencia entre ser líder (lo que requieren las organizaciones modernas) y ser un simple jefe, que se limita a cumplir directivas superiores y buscar que su personal haga lo requerido.
Por Emprendedores.News
El líder es alguien respetado, admirado y seguido por su equipo de colaboradores. Él construye las mejores condiciones para que la empresa avance, dando siempre el ejemplo, diagramando y poniendo en práctica proyectos de cabo a rabo. Él sabe interpretar lo que pasa dentro y fuera de la empresa, y logra, merced a su dinamismo, visión emprendedora y enorme capacidad de gestión, tornar sumamente competitiva a su compañía. Por eso el verdadero liderazgo está tan solicitado en el mundo de negocios moderno. Analicemos, entonces, lo que distingue al líder.
Contrata a excelentes profesionales, incluso de mejor formación que él, y no teme a esto:
Sabe perfectamente que no puede ser el mejor en todo; de hecho, estimula a sus colaboradores a que le superen en formación. No busca destacar por sus títulos; busca ser el mejor gerente. Sus habilidades pasan por otro lado. Por eso, contrata y se rodea de excelentes profesionales, capaces de asumir proyectos ambiciosos y brindar un alto valor agregado a la empresa.
Es seguido por su ejemplo, valores personales y la confianza que pone en sus objetivos, lo que motiva y estimula al grupo: El líder no obliga a nadie a que le siga, ni que lo tome como modelo. El líder hace, da el ejemplo, influye positivamente y es seguido por sus enormes valores, tanto personales como profesionales. Pero no por ello corta las alas a sus subordinados, o se rodea sólo de obsecuentes. Nada de eso. Estimula el disenso y la crítica productiva que conlleva una mejora de las cosas, es humano y solidario, y es por ello que es preferido a cualquier jefe a la antigua. Brinda libertad y se limita a dirigir la mirada hacia el camino, hacia donde se debe llegar. Él irá primero, y acompañará activamente a su grupo.
Reduce todo a lo esencial. No muere en un mar de detalles y posibles complicaciones: Sabe mirar la esencia de las cosas. Ataca el nudo del problema. No se distrae con los detalles o posibles dificultades para llegar a la meta, ni tampoco permite que le desmoralicen y aparten de su objetivo. La vida es simple, y son los hombres quienes la complican, sería su frase preferida.
Asume riesgos controlados y actúa: No se queda en proyectos e ideas; busca llevarlos a la práctica. Todo involucra cierto riesgo y él lo sabe. Pero cuando está mayormente seguro, luego de establecer las medidas para prevenir y acotar posibles contingencias, avanza directamente hacia el objetivo. ¿Que surgen otros problemas en el camino? Es lógico que así sea, pero él confía en su capacidad de trabajo y resolución, y en el profesionalismo de sus colaboradores. De seguro les resolverán.
Crea el futuro: No espera que las oportunidades llamen a su puerta; él las genera, si es necesario. Está acostumbrado a luchar por las cosas que quiere, y sabe que del fruto de su esfuerzo y tesón surgirán logros que, tarde o temprano, se convertirán en realidad.
Promueve y encauza los cambios en la empresa: Está pendiente de los indicadores del cambio, sea porque internamente algo debe ser modificado, o porque la situación externa precisa dicho cambio. Pero no sólo lo sugiere, ni lo bosqueja: se pone a la cabeza para llevarle adelante con éxito. Realiza todas las tareas que van desde convencer al resto de la necesidad de cambiar, hasta instrumentarlo efectivamente y seguir con detenimiento su evolución.
Es carismático. Desarrolla la empatía: Sociable, buen comunicador y carismático, el líder se compenetra emocionalmente con los demás, adaptándose a sus interlocutores en el modo y forma en que prefieren ser tratados. Valora y respeta las opiniones y sentimientos ajenos, a la par de promover un diálogo abierto y sincero.
Sabe delegar responsabilidades: Estimula el crecimiento de sus colaboradores, y cuando les ve preparados, delega funciones en ellos sin temor ni falta de confianza en las decisiones que tomen. Les ayuda en temas menores, pero hasta cierto punto, de manera que no pierdan la capacidad de volar solos.
Incentiva en sus colaboradores la confianza en sí mismos: Si alguien piensa que no puede lograr algo, de seguro no lo hará. Si un grupo carece de la suficiente confianza en su capacidad para alcanzar un determinado objetivo, toda formación, experiencia o destreza particular que ostente le servirá de muy poco, pues de seguro fracasará. Por ello, el líder estimula en su grupo el sentimiento de pisar firme, pero además hace partícipe a cada uno de sus miembros de la convicción que serán ellos y sólo ellos quienes produzcan, con su trabajo cotidiano, el futuro posible.
Puede, de hecho, liderar otras áreas: Por sus habilidades directivas, puede perfectamente desempeñarse con éxito en áreas distintas. Si bien deberá aprender los pormenores de procesos y funciones que hasta ahora no conoce, su capacidad de gerenciar le brindará las herramientas esenciales para llevar adelante al nuevo sector.
Organiza eficientes equipos de trabajo: Instrumenta objetivos claros y expone los mecanismos de evaluación y control que se utilizarán. Compara con el grupo las desviaciones entre lo real y lo estimado, y juntos analizan e implementan las soluciones pertinentes. Hace que el trabajo sea estimulante para cada colaborador. Abre paso a toda iniciativa. Promueve el aporte de ideas que hagan crecer el proyecto manejado por el grupo. Brinda reconocimiento público a la labor, y alienta a cada integrante a que se supere, otorgándole la posibilidad de capacitarse y asumir mayores responsabilidades. A la hora de dar el ejemplo, está siempre a la cabeza.
Sabe destacar y recompensar los logros de sus colaboradores: Si es necesario, concibe nuevas formas de recompensar el aporte y desempeño de su grupo. No le pasa por alto que detrás de la concreción de un objetivo ambicioso hay muchas horas de sacrificio y entrega del grupo, y de ciertos miembros en particular. Por ello, y en la medida que puede, intenta que la gratificación sea significativa para el colaborador.
Es tolerante con los errores ajenos: Ha aprendido que lo importante es mejorar el desempeño, y que esta mejora se sustenta muchas veces en cometer errores y aprender de ellos. De hecho, da ejemplo de sus propios errores. Sabe que una crítica destructiva sólo hará que la persona tenga miedo de equivocarse, se paralice y pierda su confianza. Por ello, no critica, sino ayuda a mejorar. Estimula a seguir avanzando con mejores herramientas.
Cambia las reglas de juego cuando considera que ya no son útiles: Si la situación no puede resolverse con el actual esquema de reglas (sean éstas mentales o de tradición empresarial, por ejemplo) no teme romperlas y cambiarlas para lograr hacer frente al nuevo escenario. Entiende que a veces hay que construir nuevos caminos, sobre todo cuando los existentes nos alejan demasiado de nuestro destino.
Es flexible, adaptativo y cambiante, incluso con su forma de ver las cosas: Conservando sus principios, sustentados sobre bases éticas, no teme cuestionar su propia manera de encarar los negocios, de cambiarla si es necesario, y siempre está dispuesto a aprender, a desarrollar nuevas habilidades y a poseer una visión multidisciplinaria.
Colabora efectivamente con otros líderes: Integra un equipo directivo donde prima la capacidad e idoneidad para resolver problemas, no los cargos y ambiciones personales de cada uno. Entre todos buscan aprovechar las sinergias que se producen, porque saben que varias cabezas piensan más y mejor que una sola. Bajo un plan definido, brindan valiosas soluciones y mejoras a la compañía.
Ya no se buscan más gerentes, sino "líderes
Se reemplazó el antiguo concepto de "Gerente" (quien se dedicaba a dar órdenes y a trabajar a puertas cerradas) por el de "Líder", cuyas habilidades son su capacidad de inducción, comunicación y trabajo en equipo.
Por Gustavo Pereyra
El líder será esencialmente un "Coach", entendiéndose como aquel que guía, que apoya y, por sobre todo, entiende que su éxito guarda relación directa con el "éxito" del grupo humano que le han confiado. Una condición necesaria para ello consiste en que el estilo de conducción sufra modificaciones, de un estilo "autocrático", a uno netamente "participativo".
El desafío, es trasladar estos conceptos a la realidad que se desarrolla en los Buques, donde el Capitán, Oficiales y tripulación integran un Equipo de Alto Rendimiento, donde la sinergia y la comunicación fluida entre todos los integrantes resultan esenciales para el logro de los objetivos planteados.
Hoy las Organizaciones más que jerárquicas, se establecen en relación a objetivos de proyectos, por eso la "verticalidad" ha quedado desterrada, dando lugar al concepto de "comunicación", que no implica la relación con un jefe o con un asistente, sino poder comunicarse e interrelacionarse con todos los niveles de la organización, pasando de un ámbito de "independencia" a uno de "interdependencia", que implica la dependencia de uno con otros.
Para llevar a cabo este objetivo, se hace imprescindible reemplazar el "cumplimiento" por el "compromiso", haciéndose responsable por los resultados. Lo que requiere tener una visión más amplia, más allá del comportamiento inmediato. Cada vez más la tendencia se orienta a que las Empresas funcionen como equipos auto-dirigidos, empleados con poder y con visión periférica del negocio. Los conceptos claves serán entonces: Líder, Coach, Participación, Compromiso e Interdependencia, los que conformarán el capital invisible e indispensable para que la organización de desarrolle con éxito.
Las personas aprenden, cambian su conducta en forma duradera para modificar la realidad, modificándose a sí mismas. Las Organizaciones, también. A veces, las organizaciones saben lo que los individuos ignoran. A veces, los individuos saben lo que sus organizaciones ignoran. En este contexto, la única educación posible es aquella que justamente ayude a modificar el contexto.
Toda organización es un sistema y como tal no hay decisiones particulares. Por ejemplo, para aprender a leer y escribir no se entrenan las manos y los ojos, se entrena a la persona. Entender lo que hace, por qué lo hace y para qué lo hace, así puede valorarlo y modificarlo.
Es fundamental agilizar los canales de comunicación, armar planes de carrera, cuadros de reemplazo, capacitación, que hacen que el individuo tenga siempre encendida la llama del involucrarse. Hoy el paradigma sustenta el perfil de un individuo que debe poseer flexibilidad, capacidad de negociación, voluntad de trabajo en equipo y la posibilidad de que puedan delegarle y que él mismo pueda delegar decisiones.
Si sólo una persona es la única que puede realizar algo dentro de una organización, uno queda secuestrado, a merced de esa persona. Por esto yo solía tener dos o tres reemplazos para las personas claves. Uno siempre debe pensar en el próximo movimiento.
Por Jack Welch
No sé con exactitud qué es lo que se necesita para ser un CEO exitoso, pero de algo estoy seguro: se debe de requerir menos para ser un ejecutivo exitoso que lo que se necesita para ser un científico exitoso.
Los negocios son muy simples; las personas que intentan hacerlos complejos sólo consiguen salir heridas. La gente siempre sobrestima la complejidad de los negocios. No es una ciencia aeroespacial. Hemos elegido una de las profesiones más simples del mundo. La mayor parte de las empresas globales tienen tres o cuatro competidores críticos, y se sabe quiénes son y no hay muchas cosas que pueda hacer con un negocio. No es como si eligiera entre dos mil opciones.
Yo opero con una creencia muy simple: si hay seis de nosotros en un cuarto y todos contamos con idénticos hechos, en la mayor parte de los casos llegaremos a la misma conclusión. El problema es que no tenemos la misma información; cada uno consigue diferentes piezas. Los negocios no son enredados, las complicaciones surgen cuando la gente carece de la información que necesita.
La importancia de un buen equipo de trabajo
Ahora, dicho esto, es obvio que un buen líder se rodea de gente valiosa. Si hay una clave, es ésa: equipos grandiosos compuestos por gente grandiosa. Así no hay nadie que pueda frenarte. Una vez que está la gente, todo se puede. Aunque haya una buena idea, sin gente no sirve para nada.
Yo divido a las personas en una organización en tres grupos. El 20 por ciento superior, son las personas excelentes, a las cuales recompenso. El 70 por ciento, ubicado en el medio, son las personas a las que entusiasmo para que formen parte del 20 por ciento superior, porque creo que tienen el potencial. El 10 por ciento inferior, son las que no quiero que sigan estando en la organización y debo despedirlas.
Siempre hay que tener alguien para sustituirlo. Si sólo una persona es la única que puede realizar algo dentro de una organización, uno queda secuestrado, a merced de esa persona. Por esto yo solía tener dos o tres reemplazos para las personas claves. Uno siempre debe pensar en el próximo movimiento. Da lo mismo el tamaño de la empresa, nadie puede ser insustituible. Por eso muy importante recordarles a los empleados que son valiosos, felicitarlos cuando hacen las cosas bien. Ellos deben saberlo en el alma y en el bolsillo.
La motivación
Los líderes, los altos ejecutivos, los CEOs deben motivar continuamente a su equipo de trabajo. Existen numerosas maneras de hacerlo, pero fundamentalmente emocionando a los demás con sus ideas y creando un espíritu de éxito. Es muy importante celebrar continuamente, incluso convertir las pequeñas victorias en grandes y dar recompensas.
Un buen director, también debe impregnar de realidad a sus subordinados. Realidad quiere decir que todos los miembros de la empresa vean el mundo como es y no como lo desean. Una afirmación tan simple pero no tan fácil de llevar a la práctica.
El líder debe transmitir actitud, con una atmósfera que les permita ver las cosas como son, enfrentar las situaciones reales y no como desearían que fueran. El arte de dirigir se reduce a algo simple: determinar y enfrentar la realidad acerca de la gente, situaciones, productos; y luego actuar con decisión y rapidez en esa realidad.
La mayor parte de los errores que hemos cometido han ocurrido por no estar dispuestos a enfrentarlos, viéndolos directamente en el espejo de la realidad, y luego tomando la acción correcta. De eso se trata la administración: definir y actuar. No confiar, no esperar el siguiente plan. No pensarlo dos veces, Ponerse a hacerlo. Hacerlo. Definirlo y hacerlo.
El nuevo perfil de líder que se busca hoy Volver al listado
El líder debe ser capaz de alinear los objetivos de la organización con los de la gente que tiene a cargo.
Cuando les pido a los participantes de un curso que nombren a los que consideran grandes líderes de la humanidad surgen los siguientes nombres: Mahatma Gandhi, el “Che” Guevara, Jesús, la Madre Teresa de Calcuta, Einstein, Bill Gates y otros más polémicos, como Bush, Bin Laden y hasta Hitler. Surge entonces la pregunta de qué es un líder y si cabe agrupar a todos estos bajo la misma nomenclatura.
Por Néstor Gutman
Una de las definiciones más utilizadas de Liderazgo es la “capacidad de movilizar personas en pos de un objetivo o causa”. Hasta aquí, todos los mencionados son líderes. Pero para identificar a un verdadero líder hay que agregar a la definición un elemento importante: el que las personas se movilicen “por propia voluntad o convicción”.
Entonces comenzamos a hilar más fino analizando el porcentaje de personas que siguen a estos líderes por convicción y los que lo hacen por miedo, obligación o necesidad. El modelo que nos interesa fomentar es obviamente el primero, ya que al movilizarse convencida, la gente trabaja con ganas y da más de lo que se le pide.
Otra aspecto importante a considerar es de orden ético: la validez de la causa u objetivo que propone el líder: La de Gandhi es prácticamente incuestionable, la de Hitler absolutamente condenable. Y aunque algunos de sus compatriotas siguieron a este último convencidos de que eran la raza superior y de que su causa era justa, cabe preguntarse cuántos lo hicieron por miedo o sin querer tomar conciencia de la existencia de los campos de exterminio, por lo que siguen purgando hasta hoy su fatal error.
El líder en la empresa
En las empresas se dan situaciones menos drásticas para quienes conducen gente, aunque con muchos elementos en común. El líder es quien sabe captar lo que la gente quiere y plasmarlo en un objetivo o causa común. Cuando se trata de Mandos Medios, el líder debe ser capaz de alinear los objetivos de la organización con los de la gente que tiene a cargo. La sensación del Mando Medio es ser el “jamón del sándwich”, con las contradicciones propias que se dan frecuentemente entre las necesidades de la dirección, las de su equipo…y las suyas propias! Es una posición que requiere equilibrio e integridad, para poder direccionar las acciones hacia un esfuerzo conjunto.
Los ya clásicos Barry Posner y Jim Kouzes identificaron una serie de prácticas que, a diferencias de considerar que “líder se nace”, pueden ser aprendidas y aplicadas por todos, a fin de lograr un liderazgo eficaz en las organizaciones:
· Desafiar el proceso: estar dispuesto a cambiar, crecer, innovar y mejorar así como a experimentar, correr riesgos y aprender de los errores.
· Inspirar una visión compartida: ser capaz de imaginar un futuro deseado y compartirlo con nuestra gente.
· Habilitar a otros para actuar: generar confianza, ayudar a desarrollar competencias en nuestra gente, ceder el poder (delegar).
· Servir de modelo: dar el ejemplo y ser coherente entre el decir y el hacer.
· Brindar aliento: reconocer los aportes de cada uno, agradecer y celebrar los logros.
Migrar de “jefe tradicional” a “líder” puede llevar un tiempo, pero a la luz de los resultados que se pueden obtener, bien vale la pena el esfuerzo. La gente da lo mejor de sí cuando tiene objetivos claros que contemplen también sus necesidades; trabaja convencida y con ganas cuando hay quien la reconozca y le plantee desafíos de crecimiento.
Vivimos en un entorno empresarial crecientemente complejo y competitivo. Contar con una línea de productos de primer nivel, un equipo directivo y un cuerpo de ventas dotados de excepcionales conocimientos, disfrutar de una reputación envidiable y de encuestas que indican que los clientes tienen intenciones de continuar siéndolo, ya no alcanza para asegurar un éxito duradero o la saludable supervivencia de la organización. Ahora resulta indispensable asegurar una productividad comercial basada en la innovación permanente, la introducción de nuevas tecnologías, la adquisición renovada de conocimientos, el agregado de valor, una neta diferenciación con relación a la competencia y el incremento de la calidad institucional.
Secretos para mejorar las habilidades de liderazgo
Existe un espacio para los emprendedores en el mundo actual y dinámico. Cualquiera sea su rol, usted es responsable de algo. Y la forma de alcanzar ese objetivo es siendo un buen coach.
Por Daniela de León
Un manager puede decirle a su gente qué hacer, cuándo hacerlo y cómo hacerlo; pero sólo un buen coach puede motivarla para que le dé a su trabajo la atención que merece.
Mientras otros apuntan a los problemas, un coach está allí para ayudar a resolverlos.
Muchos, en posiciones de liderazgo, prefieren hacer ellos mismos las cosas antes que delegarlas. Pero un coach motivará a los individuos a querer alcanzar el mayor rendimiento posible.
A continuación, se brindan algunas orientaciones para ayudarlo a ser un mejor líder aplicando coaching a su equipo:
· Escuchar. Conduzca una “visión introspectiva”. Haga que las personas tengan un mejor conocimiento de sí mismos. Discuta la situación familiar, los puntos altos y bajos de sus vidas. Descubra cómo superan los puntos bajos
· Haga preguntas de sondeo. Siempre que sus empleados completen una actividad asignada, pregúnteles sobre tres cosas que ellos sintieron fueron realizadas efectivamente en el proyecto y en qué área necesitan mejorar. Si mejoran su rendimiento en aquellas áreas señaladas, prémielos por ello.
· No evite los comentarios negativos. Un equipo efectivo considera las ideas de todos sus miembros. Si bien es más fácil descartar comentarios o ideas negativas o contradictorias, tome en cuenta que los miembros del equipo que más en desacuerdo están, pueden también ser un fuerte apoyo para las soluciones y pueden proveer una valiosa visión desde otra perspectiva.
· No simule ser perfecto. Es importante darse cuenta que hay momentos en los que es necesario criticarse como líder. La crítica no siempre tiene una connotación negativa. Puede construir empatía. Intente comentando a sus empleados sobre situaciones similares que usted ha enfrentado y sobre cómo las resolvió. Reafirme que ellos no son malas personas.
· Desarrolle su auto confianza. Normalmente no se tiene en cuenta este aspecto vital para el auto desempeño. Reconozca los logros de sus empleados y anímelos mostrándoles cuán valioso es su trabajo.
· Crea en lo que hace. Entrenar es un trabajo duro y muchas veces no se le da la importancia que merece. Realizando un coaching efectivo, usted puede hacer que su equipo lo sorprenda mostrándole el sentido de logro que necesitan.
Consejos para el éxito:
Esta simple técnica lo sorprenderá: INTÉNTELO.
Método para la resolución de problemas: las cuatro preguntas de
¿Cuál es el problema?
¿Cuáles son las causas del problema?
¿Cuáles son las posibles soluciones?
¿Cuál es la mejor solución?
Una vez que descubra la mejor solución posible: póngala en práctica!
Cómo ser un buen líder
Existe una enorme diferencia entre ser líder (lo que requieren las organizaciones modernas) y ser un simple jefe, que se limita a cumplir directivas superiores y buscar que su personal haga lo requerido.
Por Emprendedores.News
El líder es alguien respetado, admirado y seguido por su equipo de colaboradores. Él construye las mejores condiciones para que la empresa avance, dando siempre el ejemplo, diagramando y poniendo en práctica proyectos de cabo a rabo. Él sabe interpretar lo que pasa dentro y fuera de la empresa, y logra, merced a su dinamismo, visión emprendedora y enorme capacidad de gestión, tornar sumamente competitiva a su compañía. Por eso el verdadero liderazgo está tan solicitado en el mundo de negocios moderno. Analicemos, entonces, lo que distingue al líder.
Contrata a excelentes profesionales, incluso de mejor formación que él, y no teme a esto:
Sabe perfectamente que no puede ser el mejor en todo; de hecho, estimula a sus colaboradores a que le superen en formación. No busca destacar por sus títulos; busca ser el mejor gerente. Sus habilidades pasan por otro lado. Por eso, contrata y se rodea de excelentes profesionales, capaces de asumir proyectos ambiciosos y brindar un alto valor agregado a la empresa.
Es seguido por su ejemplo, valores personales y la confianza que pone en sus objetivos, lo que motiva y estimula al grupo: El líder no obliga a nadie a que le siga, ni que lo tome como modelo. El líder hace, da el ejemplo, influye positivamente y es seguido por sus enormes valores, tanto personales como profesionales. Pero no por ello corta las alas a sus subordinados, o se rodea sólo de obsecuentes. Nada de eso. Estimula el disenso y la crítica productiva que conlleva una mejora de las cosas, es humano y solidario, y es por ello que es preferido a cualquier jefe a la antigua. Brinda libertad y se limita a dirigir la mirada hacia el camino, hacia donde se debe llegar. Él irá primero, y acompañará activamente a su grupo.
Reduce todo a lo esencial. No muere en un mar de detalles y posibles complicaciones: Sabe mirar la esencia de las cosas. Ataca el nudo del problema. No se distrae con los detalles o posibles dificultades para llegar a la meta, ni tampoco permite que le desmoralicen y aparten de su objetivo. La vida es simple, y son los hombres quienes la complican, sería su frase preferida.
Asume riesgos controlados y actúa: No se queda en proyectos e ideas; busca llevarlos a la práctica. Todo involucra cierto riesgo y él lo sabe. Pero cuando está mayormente seguro, luego de establecer las medidas para prevenir y acotar posibles contingencias, avanza directamente hacia el objetivo. ¿Que surgen otros problemas en el camino? Es lógico que así sea, pero él confía en su capacidad de trabajo y resolución, y en el profesionalismo de sus colaboradores. De seguro les resolverán.
Crea el futuro: No espera que las oportunidades llamen a su puerta; él las genera, si es necesario. Está acostumbrado a luchar por las cosas que quiere, y sabe que del fruto de su esfuerzo y tesón surgirán logros que, tarde o temprano, se convertirán en realidad.
Promueve y encauza los cambios en la empresa: Está pendiente de los indicadores del cambio, sea porque internamente algo debe ser modificado, o porque la situación externa precisa dicho cambio. Pero no sólo lo sugiere, ni lo bosqueja: se pone a la cabeza para llevarle adelante con éxito. Realiza todas las tareas que van desde convencer al resto de la necesidad de cambiar, hasta instrumentarlo efectivamente y seguir con detenimiento su evolución.
Es carismático. Desarrolla la empatía: Sociable, buen comunicador y carismático, el líder se compenetra emocionalmente con los demás, adaptándose a sus interlocutores en el modo y forma en que prefieren ser tratados. Valora y respeta las opiniones y sentimientos ajenos, a la par de promover un diálogo abierto y sincero.
Sabe delegar responsabilidades: Estimula el crecimiento de sus colaboradores, y cuando les ve preparados, delega funciones en ellos sin temor ni falta de confianza en las decisiones que tomen. Les ayuda en temas menores, pero hasta cierto punto, de manera que no pierdan la capacidad de volar solos.
Incentiva en sus colaboradores la confianza en sí mismos: Si alguien piensa que no puede lograr algo, de seguro no lo hará. Si un grupo carece de la suficiente confianza en su capacidad para alcanzar un determinado objetivo, toda formación, experiencia o destreza particular que ostente le servirá de muy poco, pues de seguro fracasará. Por ello, el líder estimula en su grupo el sentimiento de pisar firme, pero además hace partícipe a cada uno de sus miembros de la convicción que serán ellos y sólo ellos quienes produzcan, con su trabajo cotidiano, el futuro posible.
Puede, de hecho, liderar otras áreas: Por sus habilidades directivas, puede perfectamente desempeñarse con éxito en áreas distintas. Si bien deberá aprender los pormenores de procesos y funciones que hasta ahora no conoce, su capacidad de gerenciar le brindará las herramientas esenciales para llevar adelante al nuevo sector.
Organiza eficientes equipos de trabajo: Instrumenta objetivos claros y expone los mecanismos de evaluación y control que se utilizarán. Compara con el grupo las desviaciones entre lo real y lo estimado, y juntos analizan e implementan las soluciones pertinentes. Hace que el trabajo sea estimulante para cada colaborador. Abre paso a toda iniciativa. Promueve el aporte de ideas que hagan crecer el proyecto manejado por el grupo. Brinda reconocimiento público a la labor, y alienta a cada integrante a que se supere, otorgándole la posibilidad de capacitarse y asumir mayores responsabilidades. A la hora de dar el ejemplo, está siempre a la cabeza.
Sabe destacar y recompensar los logros de sus colaboradores: Si es necesario, concibe nuevas formas de recompensar el aporte y desempeño de su grupo. No le pasa por alto que detrás de la concreción de un objetivo ambicioso hay muchas horas de sacrificio y entrega del grupo, y de ciertos miembros en particular. Por ello, y en la medida que puede, intenta que la gratificación sea significativa para el colaborador.
Es tolerante con los errores ajenos: Ha aprendido que lo importante es mejorar el desempeño, y que esta mejora se sustenta muchas veces en cometer errores y aprender de ellos. De hecho, da ejemplo de sus propios errores. Sabe que una crítica destructiva sólo hará que la persona tenga miedo de equivocarse, se paralice y pierda su confianza. Por ello, no critica, sino ayuda a mejorar. Estimula a seguir avanzando con mejores herramientas.
Cambia las reglas de juego cuando considera que ya no son útiles: Si la situación no puede resolverse con el actual esquema de reglas (sean éstas mentales o de tradición empresarial, por ejemplo) no teme romperlas y cambiarlas para lograr hacer frente al nuevo escenario. Entiende que a veces hay que construir nuevos caminos, sobre todo cuando los existentes nos alejan demasiado de nuestro destino.
Es flexible, adaptativo y cambiante, incluso con su forma de ver las cosas: Conservando sus principios, sustentados sobre bases éticas, no teme cuestionar su propia manera de encarar los negocios, de cambiarla si es necesario, y siempre está dispuesto a aprender, a desarrollar nuevas habilidades y a poseer una visión multidisciplinaria.
Colabora efectivamente con otros líderes: Integra un equipo directivo donde prima la capacidad e idoneidad para resolver problemas, no los cargos y ambiciones personales de cada uno. Entre todos buscan aprovechar las sinergias que se producen, porque saben que varias cabezas piensan más y mejor que una sola. Bajo un plan definido, brindan valiosas soluciones y mejoras a la compañía.
Ya no se buscan más gerentes, sino "líderes
Se reemplazó el antiguo concepto de "Gerente" (quien se dedicaba a dar órdenes y a trabajar a puertas cerradas) por el de "Líder", cuyas habilidades son su capacidad de inducción, comunicación y trabajo en equipo.
Por Gustavo Pereyra
El líder será esencialmente un "Coach", entendiéndose como aquel que guía, que apoya y, por sobre todo, entiende que su éxito guarda relación directa con el "éxito" del grupo humano que le han confiado. Una condición necesaria para ello consiste en que el estilo de conducción sufra modificaciones, de un estilo "autocrático", a uno netamente "participativo".
El desafío, es trasladar estos conceptos a la realidad que se desarrolla en los Buques, donde el Capitán, Oficiales y tripulación integran un Equipo de Alto Rendimiento, donde la sinergia y la comunicación fluida entre todos los integrantes resultan esenciales para el logro de los objetivos planteados.
Hoy las Organizaciones más que jerárquicas, se establecen en relación a objetivos de proyectos, por eso la "verticalidad" ha quedado desterrada, dando lugar al concepto de "comunicación", que no implica la relación con un jefe o con un asistente, sino poder comunicarse e interrelacionarse con todos los niveles de la organización, pasando de un ámbito de "independencia" a uno de "interdependencia", que implica la dependencia de uno con otros.
Para llevar a cabo este objetivo, se hace imprescindible reemplazar el "cumplimiento" por el "compromiso", haciéndose responsable por los resultados. Lo que requiere tener una visión más amplia, más allá del comportamiento inmediato. Cada vez más la tendencia se orienta a que las Empresas funcionen como equipos auto-dirigidos, empleados con poder y con visión periférica del negocio. Los conceptos claves serán entonces: Líder, Coach, Participación, Compromiso e Interdependencia, los que conformarán el capital invisible e indispensable para que la organización de desarrolle con éxito.
Las personas aprenden, cambian su conducta en forma duradera para modificar la realidad, modificándose a sí mismas. Las Organizaciones, también. A veces, las organizaciones saben lo que los individuos ignoran. A veces, los individuos saben lo que sus organizaciones ignoran. En este contexto, la única educación posible es aquella que justamente ayude a modificar el contexto.
Toda organización es un sistema y como tal no hay decisiones particulares. Por ejemplo, para aprender a leer y escribir no se entrenan las manos y los ojos, se entrena a la persona. Entender lo que hace, por qué lo hace y para qué lo hace, así puede valorarlo y modificarlo.
Es fundamental agilizar los canales de comunicación, armar planes de carrera, cuadros de reemplazo, capacitación, que hacen que el individuo tenga siempre encendida la llama del involucrarse. Hoy el paradigma sustenta el perfil de un individuo que debe poseer flexibilidad, capacidad de negociación, voluntad de trabajo en equipo y la posibilidad de que puedan delegarle y que él mismo pueda delegar decisiones.
Un poco largo, pero excelente artículo!
ResponderEliminarA proposito de Liderazgo. Les cuento lo siguiente:
ResponderEliminarFORO MUNDIAL DE LIDERAZGO
Marca el camino a seguir
John Gray
Relaciones interpersonales y comunicación - Sicólogo, autor y experto en relaciones humanas
Descubre las técnicas de comunicación que permiten mejorar la dinámica de las relaciones interpersonales con tus superiores, pares o subordinados, especialmente del sexo opuesto.
Jim Cathcart
Reinventar el liderazgo - Empresario y autor, miembro del Salón de la Fama de los Conferencistas.
Define el tipo de liderazgo que deseas construir para ti, tu empresa y tu equipo de trabajo, identificando tus fortalezas personales.
Carlitos Páez
Liderazgo en crisis y trabajo en equipo - Sobreviviente de la tragedia de los Andes en 1972
Aprende a convertirte en el guía de tu propio destino contando sólo con los recursos que tienes a la mano, valorando el trabajo en equipo y actuando con confianza, dejando trabajar a los demás
Fecha: 11 de marzo de 2009
Lugar: Salón Plaza Real, Eurobuilding Hotel & Suites Caracas
Hora: 7:00 am a 6:00 pm
Ponentes: John Gray, Jim Cathcart, Carlitos Páez.
Para mayor información:
(0212) 909.9640
lunes a viernes